jueves, 7 de marzo de 2013

PARA RECUERDOS



          Sonó el teléfono, con la prestancia que se me ocurre e imaginando de quien se trataba,  el muchacho respondió. Era ella, después de una larga espera era una emoción saber de su pareja, escuchar su voz, se trataba de concertar una cita que se había postergado por mucho tiempo, a punto de realizarse, como la primera vez.
La vio junto a la esquina, se miraba emocionada, tanto así que corrió hasta el auto, lo besó y con un hola muy simpático se sonrojó, como adolescente. Se cruzaron las miradas y daban crédito al suceso, después de varios meses de ausencias, se quedaron callados por el encuentro. Silvia se conservaba mas bella que nunca, con esa cara de inocencia que la engalanaba y cautivaba a quien la admiraba.
          El encuentro los trasladó hacia el espacio infinito, mientras se cruzaban algunas preguntas de rigor, del estado de salud, de la familia, del trabajo, etc. Acto seguido buscaron un lugarcito donde almorzar y expandir la charla, vaya si no la chica era buena para eso.
          La miraba fijamente, aunque ella se escabullía y se escondía perdiendo la vista, entonces trataba de adivinar sus pensamientos, escudriñándole  las facciones, lo terso de su piel y la textura de sus labios, ella comentaba de sus alumnos, del viaje a un parque de diversiones, mientras el chico a pesar de que escuchaba sus emociones le impedían ponerle la atención adecuada. Volaba en su imaginación, estaba anonadado, trataba de adivinar como penetrar en los adentros de su cabeza alborotada.
          Bernardo retomó la situación, haciendo un paréntesis para hablar lo que le interesaba, lo relacionado a su relación de amistad, pero le fue difícil, insistía en sueño de tomarle las manos, suaves y ligeras, para trasmitirle, su calor sus ideas. La piel morena y delicada de la chica, le incitaba ha comentar, hablar de algo mas que deseaba escuchar. Sin embargo cuando él insistía en remover los comentarios, el tema era suspendido abruptamente. En un impulso trató de quitarle las gafas, para ver su carita en todo el esplendor, fue imposible, entonces se dio cuenta que estaba hecha un manojo de nervios, el requerimiento fue audaz, causándole inconformidad y desagrado. Optó entonces, por tomarle la mano,  esto la inquietó. A veces el tacto dice mas que cien palabras, el sonido de las palpitaciones de ambos se confundieron en el momento reflejando un tenue temblor de cuerpo, el nerviosismo los hizo acompañarse, en un idilio  traducido en un emocionante encuentro.
          En la historia de la charla se varió la temáticas, donde ambos nos limitábamos a responder con un aja, si, que bien y a veces simplemente con gesticulaciones. A pesar de lo lacónico el joven, buscaba a toda costa tener la oportunidad de decir las palabras mágicas que le hacían palpitar el corazón bailando en su pecho y soltarlas con pasión al decir cuanto la quería.
          Humilde comía como pajarito, no se si porque era algo que no le gustaba o simplemente estabas inapetente por estar frente a su antiguo pretendiente, bueno todo era factible elucubrar, pero sin demeritar la plática, esta fluía fácilmente de su boca, tornándose agradable en ocasiones jocosa. Tonteras quizás.
          Con toda clase de comentarios le bajaron el cuero a la vida y compusieron tantas cosas mal trechas del mundo, los haberes de la vida, se  continuó con la vigilia de verle el rostro, aunque fuera por arriba de los espejuelos, que mas parecían colgarse de un par de tomates las exhuberantes mejillas. Ella recibió una llamada y si requerir explicación, ella mencionó se trataba de un problemas de la escuela, guardó su celular como haciendo memoria de la plática,  muy discretamente envolvió la mitad del emparedado, para dedicarse a consumir únicamente  las tortillas de maíz tostado con queso fundido. Pero la pregunta flotaba en el ambiente, ninguno había sido capaz de hacer las preguntas adecuadas, sobre los sentimientos que en algún momento fueron la parte primordial de esa relación, las miradas se entrecruzaban frente a frente en esos lindos ojos, porque…..?
          Con la cautela del caso nadie quiso saltarse las trancas, aunque en realidad lo que ambos deseaban era ver la reacción de deseo, confesiones y remembranzas. Ella estaba nerviosa, intranquila, a veces concentrada, sumisa, en otra ausente, como si esperaba algo. A lo mejor querría decirme algo una confesión, un exabrupto, Pero la mente jugaba con las ideas, con las ilusiones que quizás ellos estaban deseosos de escuchar. Se quedó allí en el olvido o en la reserva, en un querer hacer y sin arrepentimientos, o quizás botar cualquier oportunidad de reconciliación.
          Un sonriente gracias y se encontraban prestos a salir, cuando de la puerta del carro La joven regresó hasta el Restaurante, un poco precipitada, como quien hubiese olvidado algo. Bernardo sentado en el asiento de la izquierda la observaba a través del retrovisor del auto, el viento le hizo la jugarreta de levantarle el corto vestido de flores, lo cual impidió con una acción de las manos, se volteó para ver si alguien le había observado sus rollizas piernas a media pantorrilla. Los zapatitos bajos de color negro con un adorno hacia la punta, se deslizaron suavemente, en los saltos para subir las gradas. Se hacía acompañar de su cartera en la mano de un suéter blanco. Pocos minutos después apareció un tanto despeinada en la puerta derecha. Entró an abrir la portezuela, después de acomodarse los espejuelos, que llevaba en las manos, para limpiarlos, entraste al auto, retomó la charla con un gracias por la comida y un mensaje que se hacía tarde para el regreso.
--- Tenía la idea que me darías las gracias con un beso. --- Pero ella se quedó con la mirada fija hacia donde él estaba
--- Yo se te lo ganaste, pero allí donde me dejes te lo voy a dar.--- sentenció.--- si es que tu quieres.---
            Salieron con rumbo desconocido, rrecorriendo algunas calles, hasta llegar a la entrada del periférico, la charla aunque no se había suspendido, era pausada, como quien se le ha terminado la temática de seguir adelante, discutieron algunas cosas del pasado, del porque lo prolongado de la ausencia, la no comunicación posterior, en fin de cosas que quizás como corolario no era la mas adecuada El auto se detuvo frente a una floristería donde como un gesto de paz, el joven le compró un ramos de flores. Se pusieron de acuerdo sobre la conveniencia de olvidarse del pasado y de permitir la comunicación vía teléfono, con el compromiso de meditar las acciones de allí en adelante.
          El auto, se detuvo en ese bendito lugar donde se iba realizar la tan ansiada despedida. Hubo un momento de resistencia donde ninguno de los dos quería despedirse, unos momentos mas, quizás porque iban a ser el postrer encuentro, de allí hasta saber cuando. Hubo un momento de silencio, preámbulo a la finalización de la cita. La tomó entre sus brazos con la escusa de que se trataba del abrazo de cumpleaños, y le depositó un beso cálido en la mejilla derecha, ella hizo lo correspondiente, luego rozó los labios, que comprometieron la ternura, del encuentro. La temperatura del momento, selló el  espíritu, con un te amo en silencio, se produjo un nuevo chasquido en la otra mejilla y ella entregó dulcemente mas que un beso,  impregnado en el, lleno de cariño y sabor a mujer, a mujer bonita.
Desapareció entonces por la escalinata que la llevaba a la estación, tímidamente lanzó un tierno saludo al mover su mano, un hasta pronto, que se quedó bañado con una ausencia.
          Todo vuelve a la normalidad. Bernardo se dirige a su oficina, reacciona y como un desahogo, marca el número. Silvia toma su celular:
---Es para decirte adiós,  la velada fue fantástica, emocionante como nunca, que dejó reafirmados mis convicciones de los sentimientos que te profeso, que fue tan especial, como siempre las cosas especiales de las que hablamos, con unos cuantos cambios de colores rubores acaso, pero siempre hermosos.---
          Las disculpas se dieron de ambos lados, el no haber tenido el valor de decir  cuanto nos queríamos, como si hiciera falta, pero al fin se dijo y  mas importante era que era reciproco.

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