martes, 29 de noviembre de 2011

36. LA HORA CERO.

          Las sirenas se abrían paso en la oscura noche, pintada de una llovizna veraniega que salpicaba todo a su paso, los hombres, los de las manchadas  capas amarillas, con el rótulo de Bomberos en la espalda, se dirigían hacia las ráfagas de luz que se inclinaban hacia el bordillo de los marcadores, que delimitaban el peralte de la curva en la  carretera hacia el Atlántico.
---Si allá abajo.---
--- Si, yo vi,  cuando lo tiraron.---
          Los lazos se habían pronunciado y camino hacia abajo, se descolgaban los apaga fuegos, que se convertía según necesidad de paladines del rescate. El monte, cubría la ladera y posibilitaba el descenso a lo ciego, las filosas rocas se dejaban sentir a través de las botas y traje de hule, mientras que la arena hacía de resbaladero a  velocidad insospechada para alcanzar las profundidades del barranco.
---Queremos luz…..---gritó el fulano al fondo.
          Detenido en un reborde de un pajón, somataba con insistencia la lámpara de mano que portaba, la que en ocasiones dejaba de alumbrar y se veía como una braza de luciérnaga  que apenas iluminaba el vidrio de la máscara.
---Desgracia apenas alumbra, vos Wicho… encendé la tuya.---
---Voy…. Dejame que me apoye en esta roca y te alumbro…---respondió --- Carajo me senté sobre algo……
          Envuelto en una bolsa de nylon, se hizo el macabro hallazgo, era un cuerpo, ensangrentado, que por lo observado había muerto en el lugar por que el plástico se adhería a su cara, dejando el vaho de los últimos suspiros.
                    Ardua fue la labor, que mediante una camilla y amarrado como momia subió el cuerpo, en el interior de la transparente bolsa.
---Los del ministerio Público --- gritaban los escaladores después de haber alcanzado la orilla.
          En el fondo se observaban la sombra de tres sujetos que marchaban hacia el punto, las luces de los autos les hacía deambular las sombras a un costado del cadáver. Una filosa navaja salió a relucir después de haber desamarrado la punta del costal, con la que cortaron a lo largo del plástico, descubriendo el cuerpo desnudo de una joven mujer, que entre otras cosas desagradables había sido motilado en sus entrañas.
Con las manos cubiertas por guantes se hicieron presentes para mover la cabeza, el rostro presentaba laceraciones en la mejilla y una oreja a medio cortar la que lucía un arete de metal plateado, engarzado con una antigua moneda de cinco centavos. Las señales de estrangulamiento eran evidentes, parecía un collar rojo amoratado que le ceñía alrededor del cuello, hilos de sangre seca y las excoriaciones en la piel que se extendía hacia los pechos.
--- Es imposible seguir el reconocimiento en este lugar… Hay que levantar el acta de rigor y llevar el cadáver a la morgue para continuar con la exploración….
--- Súbanla a la ambulancia…..--- grito alguien
          Minutos seguidos una luminaria roja se abría paso por las callejuelas del Barrio, la llovizna persistía y los aullidos de los perros acompasaban la sirena del auto de rescate. La gente se había aglomerado alrededor del lugar, algunos comentando el suceso, una señora caritativa colocaba bajo el tronco de árbol una veladora encendida, santiguándose y murmurando algunas oraciones.
          Allá en las afueras del anfiteatro, dos mujeres cubiertas de mantos negros lloran, mientras esperan la invitación de los gendarmes para ver el cuerpo de la joven. El macabro espectáculo, que se presenta precedido de una corredera de llanto de los posibles deudos, que penetran al recinto, acompañadas de oraciones y falsas expectativas. Envuelta en una bolsa plástica gruesa color negro, sobre una lápida de granito, como quien expone las carnes en el mercado allí yace una joven de 19 años, víctima de el infortunio. Abren la bolsa, donde apenas se deja ver la cara de la occisa:
----¡Ayyyyyy!, es ella….., mamita linda es la chita,  mama, es ella.---
---¡Hay Dios mío, mi nena, mi vida. Porque Señor…porque! ---
          Sacan a la señora casi en brazos, antes de que sufra un desmayo, la impresión le quedó marcada para siempre al ver en tan deplorable estado a su hija, tendida, como un despojo en una lúgubre loza. Los jadeos, los gritos y suspiros no se dejan hacer esperar los que se escuchan a lo largo del pasillo que llevaba a las afueras de la morgue, mientras el resto de la familia se arremolina en su derredor para darle el pésame.

          Era la hora pico en la que los gallos despiertan y hacen gala de su canto, mientras el sol se despereza enseñándose en los tejados salpicados de teja y lámina. La chiqui después de unos cuantos guacalazos de agua fría del tonel del patio del palomar, se puso los jeans manchados de costumbre y se lanzó a la calle en compañía de su mochila negra. Casi de carrera se asomó al punto donde  el barranco inicia, caminando presurosa hacia la parada del bus, donde casi a empellones fue aculada para subir a la vetusta camioneta que salía de los linderos de la colonia.
--- Terminal zona 4………..,¡ métase mi reina,  adentro hay lugar!---
          Casi como semovientes fueron zangoloteados por las empedradas calles hasta llegar a la Carretera al Atlántico e introducirse en la cadena de cientos de autos que se encaminaban el la loca vorágine de velocidad sin límite hacia la gran ciudad, en el fondo del bus se escuchan los ronquidos de una anciano que no le había alcanzado la noche, uno que otro celular que espantaba tanto al que le sonaba como al vecino, que se quedaba impávido viéndolo.
          Al llegar a la cuchilla frente al Barrio San Antonio, la joven, haló la cuerda del timbre y descendió por la puerta trasera, no falto alguien que se le acercara para tocarla o  lanzarle un piropo, era una chica esculturalmente guapa, el negro de su cabello que se recostaba sobre sus hombros, danzaba al compás del movimiento de las hermosas caderas, los botones de la blusa hacía esfuerzos por mantener los pechos en su lugar, mientras se asomaban exquisitamente como dos manzanas por encima del escote.
          Un auto color marrón, de vidrios polarizados, le hacía espera en la cuadra siguiente, al  acercarse, alguien abrió la portezuela trasera.
--- Muñeca llegas algo tarde--- los botines color negro con una pequeñas espuelas se prendieron del pavimento.
--- Hola mi amor, aquí estoy ---
--- ¡Solamente porque te quiero tanto es que te la perdono por esta vez!...--- empujando la portezuela, con el pié --- entrá y que no se hable mas.---
          El largo rechinido y el humo producido por el deslizar de los neumáticos, dio salida al auto que arremetió en el paso de un semáforo en Rojo, hacia un destino desconocido….
          Allá en la zona Rosa frente a un hermoso centro Comercial, cuatro sujetos descienden del auto, la chica, se acerca a la puerta de la Joyería, mostrando su escultural figura. Toma su lápiz de labios y coquetamente se recuesta sobre la vitrina.
--- Andale…. Ve por él----
          La chita se adelanta y casi a inmediaciones del policía de seguridad, resbala y cae a sus pies, mostrando una cara de asombro el hombre instintivamente se hace para atrás, baja el arma y le da la espalda al grupo, que le ataca por la retaguardia. Salé a relucir una 9 m.m., que le rasura el cuello, al momento que es montada la bala en la cámara.
---¡Quieto maestro o aquí se muere!---
          Desarman al de seguridad y con lujo de fuerza se introducen al establecimiento. Todo esto en cuestión de segundos.
---¡Nadie se mueve…!, esto es un asalto….!
          Uno de los sujetos salta el mostrador y se dirige a la oficina de atrás, el otro toma por la espalda a través del cuello a una joven dependiente. En un santiamén vacían las joyas en el mostrador y los escaparates.
----Jefe y con este…..?--- el encargado de la tienda que es arrastrado de la solapa del saco.
--- Dale tiempo para que le pase el susto que abra la caja fuerte.---
          Los minutos pasan y la operación se lleva al dedillo, la caja de seguridad está abierta y luego es vaciado su contenido.
---Bien muchachos a la mierda……jajajajajaja., esperen falta algo---- regresa hasta donde se encuentra el gerente de la tienda.--- Mirame bien la cara pendejo hijo de p…., y haber si te acordás en el infierno de mi,…. jajajaja.--- descargando la tolva, sobre el sujeto.
-----NOOOOOOOOOOOOO…..---gritó la Chita, quedamos que era sin matar a nadie----
---¡ Y quien sos vos para decir lo que yo hago, aah!----

          Ocho días después en el intensivo del Hospital General, un sujeto de particular, enseña unas fotografías al enfermo, quien al cabo de un momento asiente al ver la respectiva del delincuente.
---Si ese es, el fue el que disparó ----
--- Es de los de la Mara 18, supuestamente es uno de los cabecillas….---
          Un operativo policial se produce en el Barrio San Antonio, en busca de los integrantes de la banda, alrededor de 27 sujetos, entre hombre y mujeres son detenidos en relación a un atraco a una joyería de la zona 10, se busca al cabecilla, el Mata siete y sus allegados. Fueron los titulares de la prensa de ese día. Sin embargo ninguno de los implicados ha sido reportado capturado.
          Un auto polarizado con placas tapadas deambula por las calles de la colonia San Rafael II, una pertinaz llovizna se dejan caer como un  manto, sobre el asfalto, los maltrechos parabrisas apenas son capaces de limpiar el Windshield, corre a mas no poder en busca de la calle principal que lo lleve a la carretera para el Norte, la hora se hace solitaria, sin tránsito de autos, ni peatones se ven a la distancia. El auto se detiene, los débiles faroles empapados por el agua, se medio apagan con los estertores de mal funcionamiento del vehículo, ambas puertas posteriores se abren, dos individuos bajan cargando un bulto envuelto en un nylon, se acercan al precipicio y lo lanzan cual bolsa de basura…………………. 
La chita está desaparecida, hace dos días que no llega a su casa. Ella si no tiene quien ponga listones en los parques, ni perro que le ladre, pasó a engrosar los números del Femicidio.







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