Me encontraba sentado en una de las bancas, una de las largas bancas de madera, donde enfilábamos unos cincuenta fulanos, que cuchicheaban a todo lo largo; eran acaso las 7 de la mañana, la mayoría nos encontrábamos enchaparrados, ese día amaneció helado, temperatura usual para el primer mes del año. Como tal era mi primera experiencia, larga cola en lo que se llamaba primera consulta, y habían unas cuantas personas delante de mí, quienes platicaban incansablemente, mientras resoplaban sus manos para calentarlas, comentaban la vida y sus peripecias, allí se escuchaban toda clase de comentarios.
--- Ja…, aquí ni porque uno viene temprano lo atienden rápido, verdad, usted? ---comentó una señora octogenaria., que se envolvía en un herraje color gris, que le caía mas debajo de la rodilla.
---Figúrese que el otro día: ¿acaso me querían dar la medicina? --- le replicó la señora de adelante.
---Y a mí --- dijo otra --- No me lo van a creer, chula, que después de hacer semejante cola en la farmacia, me enviaron a que me firmaran las recetas con el director, allí no solo se tardaron en entregármelas, sino que después de que me habían dicho que ya no hiciera cola, el mentado policía, acaso me quería dejar pasar, ja pero como yo no me dejo, le dije unas cuantas y luego me fui a quejar!---
--- Eso si, si uno pierde su cita o se aparece a dis tiempo, no le dan número, lo dejan a usted de último y para otro día, como que uno no tuviera que hacer en su casa. Hasta mala cara le hacen a uno.---
---Y sabe que las citas que están poniendo ahora es para tres o cuatro meses, como quien dice haber si uno llega.---
--- Lo mas chistoso es que, ya oyeron los anuncios que se echan en el radio y la tele…, babosadas, que lo atiende re-chulo, que lo tratan bien, hay una vieja que sale diciendo, que le dan las citas mas seguido, pero saber donde, ya quisiera verla haciendo cola desde antes de la seis de la mañana.---
La cola caminaba pausadamente, acercándose a la baranda color negro, en la cual una señorita secretaria manejaba cartones, números papeles y otras cosa, como cartones de lotería; se ponía de pié y con un carnet en la mano gritaba:
---¡Don fulano de tal!... ¡Don fulano de tal!--- luego alguien al final del salón, repetía el estribillo, como el eco….
--- Aquí voy señorita, presente---
---Mire don fulano, como que se le pasó la cita, aquí dice 9 de enero, eso fue antier.-
---Figúrese que si, pero es que vengo de lejos, de poray por San José del Golfo y además ya se me terminó la medicina.---
---Eso si que no es culpa mía, pero lo mas que puedo hacer es, que si alguien falta de los citados de hoy, lo podrán ver, pero tendrá que esperar… si tiene suerte, sino tendrá que pedir una nueva cita, o venir otro día.---
---Pero será que me ven hoy?---
---Ya le dije, es probable y además con un poco de suerte.--- indicó despectivamente ---¡el siguiente!---
Al fin me tocó el turno, entregué la papelería sin decir palabra. Tomó mi carnet, mi cédula de vecindad, una hojita de datos, un cartón con el No. 12 y me dijo:
--- Nuevo, ¿verdad?, Ok, pase al otro lado, en la vitrina del fondo, allí lo van a llamar para documentarlo --- y me repitió, como que si yo no había entendido --- allí lo van a llamar para documentarlo---
---Lotería--- me dije---al fin
A todo esto eran las ocho de la mañana, me dirigí hacia donde me habían indicado, en ese lugar había un rótulo que rezaba, ADMISION, se atiende de 8 a 12; un grupo de personas, viejos por supuesto, ya se encontraban amontonados frente a la ventanilla, un señor con un bastón en el que se recostaba se había posesionado del primer lugar y otras cuatro personas le rodeaban apretujándose y no permitía que nadie mas se acercara. Mas allá de las 8:30, se asomó con toda ligereza una señorita (digo mejor seño, para no equivocarme de estado civil o virginidad), quien antes de entrar al cubículo, indicó mandatoriamente.
--- ¡Por favor señores, no quiero a nadie junto a la ventanilla, cuando me traigan sus papeles, yo le voy a llamar por su nombre y en el orden correlativo de los números que les entregaron, aquí no se hace cola, pasen a sentarse a las bancas si son tan amables!---
Pero como que si no hubiera dicho nada, mas personas se apelotonaron alrededor del señor del bastón, quien estoicamente ni se movió, al contrario, intentando meter la cabeza por el agujero de la ventanilla, insistió en abocarse con la encargada.
--- Si no hacen caso de las advertencias, no les atiendo.----Reiteró la secretaria
---Pits… señorita, mire, yo estoy aquí desde muy temprano, así es que me atiende de primero --- dijo en tono imponente---quiero que me de inscripción, vengo desde San Rafael, salí a las cuatro de la madrugada, y así es que…---
--- Para empezar, como que no escuchó lo que dije verdad?, haber Ya fue a sacar número?
--- No es aquí donde lo inscriben a uno, pues --- replicó--- aquí es la admisión o no?, a mi me dijeron que tenía que llegar a la admisión y aquí estoy ---
--- Si señor, pero primero tiene que sacar número, para atenderlos en orden--- señalándole la baranda del frente ---Mire, allá con la señorita de saco gris, en la baranda negra, ella entrega los números y luego me pasa los papeles ---
---¡Ah, que desgracia!---quitándose el sombrero y sacudiéndose la cabeza, vociferó ---porque no le dicen a uno, de balde viene uno temprano…., ya viste que te lo dije--- se dirigió a una señora que le acompañaba ---todos estos del gobierno son una mier…---
Mientras tanto la secretaria con toda lentitud, sacó su maquina de escribir, tomó unos papeles que extrajo de una gaveta, se quitó el suéter y se sentó cómodamente en su escritorio. Y cunde el pánico de la desesperación, en ese momento como avalancha se deja venir la gente hacia la ventanilla.
--- Ya les dije que mientras no me traigan los papeles, quédense sentados, no se vengan a poner encima, porque lo que va a pasar es que no les voy a atender.---
--- Señorita --- se acercó un señor que era de los que hacía valla--- será que ya nos va a atender.---
---Usted como que no me oyó ---respondió la secretaria, tomándose el cabello --- mejor ya no les digo mas, ¡se esperan! ---
Al cabo de un rato se acercó una señora con una caja de madera, donde se podían ver los carnets de afiliación y el resto de papelería con sus respectivos numeritos.
--- Ahora si!. Fulano de Tal --- dijo la secretaria.
---Si…. Soy yo, que…dice! --- mientras se acercaba a la ventanilla, metiendo la oreja izquierda sobre el mostrador.
Le efectuaron el interrogatorio, le preguntaron de todo y anotaron no se cuantas cosas en un papel, la máquina de escribir traqueteaba mientras recibía las respuestas, al terminar le enviaron a otra oficina.
---Allí espera en la puerta a que lo llamen.---
---Abelina Gómez Rosa.---
--- Presente --- respondió una anciana, que era llevada en zopilotillo por dos hombres presumiblemente sus hijos.
--- Doña Abelina, cual es su nombre completo ---
---Abelina Gómez Rosa ---
---Fíjese que tengo un problema con usted, fíjese que ese nombre es el que viene consignado efectivamente en su cédula de vecindad, pero en su tarjeta de afiliación y el carnet dice Abelina Rosa Gómez, entonces yo así, no la puedo documentar….---
--- Como de que no --- argumentó uno de los hijos --- acaso ella no se llama Abelina, eso de los apellidos no es problema ¿verdad?---
---Pues claro que si, ese es el problema, ya que al identificarla con su cédula, no coincide con el nombre del carnet.---
---Mire señorita --- con tono imprudente---pues si eso no coincide no es problema de mi mamá, pues quiere decir que la tarjeta de afiliación, que fue hecha por ustedes en las oficinas centrales está malo, por lo tanto ustedes tienen que ver como resuelven el clavo.---
---Permítame joven voy a consultar con mis superiores.---
Se levantó y se desapareció por largos veinte minutos, entonces apareció acompañada de una señora de blanco y mala cara quien encaró a los quejistas.
---Que yo me voy a quejar a la dirección, es una barbaridad, mi madre está enferma, apenas puede caminar, tiene que aguantar estos atropellos, etc….---y la discusión y el parloteo se dejó escuchar por largo rato.
--- Haroldo Medina --- gritó la secretaria, un tanto despeinada y acalorada por la discusión--- Número 12---insistió.
---Al fin--- me dije.
---Haroldo que… déme sus datos generales.
Llenó una serie de datos, en un papel, luego elaboró el carnet, apuntó en un libro, chequeo la papelería y luego me indicó que pasara a hacerme la ficha social, me señaló hacia la siguiente puerta donde se encontraba un rótulo de Servicio Social. Alguien salió a mi encuentro, me pidió los documentos y me llevó hasta su oficina, luego me indicó que tomara asiento y que no tardaría mas de diez minutos para atenderme, salió a dar una vuelta, como que ya era hora de la refa. Llegó nuevamente y me indicó, en seguida lo atiendo.
--- Haber, Haroldo Medina, ¿cuantos años tiene?...---
--- 51--- le indiqué…
Procedió entonces a escribir en un formulario de tres hojas, donde ya estaba escrito mi nombre, número de afiliación. Sin mediar palabra continuó llenando los espacios en blanco.
--- Permítame un segundo --- se levantó a atender a una persona que le hacía señas desde la puerta de la oficina, se le acercó charló unos segundos con él y luego regresó a la “entrevista”.
--- Discúlpeme, pero a los médicos hay que atenderlos…---
No se si lo dijo por el personaje que había atendido en la puerta o a lo mejor lo decía por mi, bien…, no creo, pues en el espacio del formulario donde decía profesión había escrito JUBILADO.
--- En que estábamos, Ah! Si cuanto recibe de jubilación.---
--- Mil novecientos, pinches y devaluados quetzales.---
---En que institución del estado trabajaba?---
--- En Salud Pública…. Como médico.---
---¡Médico!---dijo sorprendida y regresó a la primera hoja del interrogatorio, donde tacho la palabra jubilado a secas y escribió doctor. En ese momento entendí que lo que había escrito se lo había inventado o imaginado.
--- Casado… verdad?---
--- Por supuesto---
Por encima de las rayas, coloco iniciales y una C al final de la cartulina, Enfermedad común y no se otras cosas mas.
--- Muy bien dóctor, ya está lista su ficha social, ahora con su carnet, se va a la clínica #12, para que le anoten su cita.---
Entonces me dije, a lo mejor las descansadoras sociales piensan que como uno se encuentra en situación de retiro, debe de tener todo el tiempo del mundo y por lo tanto las cosas se mueven más lentamente.
--- Ja, Ja, Ja…..--- se dejó escuchar en el salón, la sonora carcajada hizo que todos los presentes volteáramos a ver, el señor de la camisa de lana a cuadros, se encontraba contándoles una de vaqueros a un grupo de conocidos.
--- Fijate vos, cuando era yo el asistente de los ingenieros de caminos, puches vos, no pasaba una semana sin que nos sucediera alguna aventura, mirá pues, para que te cuento.--- tomándose con la mano izquierda se arremangó la camisa.--- una vez andábamos una vez por … delante de San Martín Jilotepeque, en uno de esos picops de los que dio la AID, pues andábamos metidos en la montaña, junto a otro cuate, el Andrés… se recuerdan de él… aquí no hay donde tocar madera, que Dios lo tenga en su seno y que mis palabras no le hagan ruido; era así como las 6 de la tarde, cuando delante de nosotros, ni les digo, se nos atravesó un venado, así de grande, bien, adelante se quedó parado encandilado por las luces del carro; saltó de la cabina con la escopeta que cargaba en la mano y zas que me lo echo…
---Ya me acuerdo --- le interrumpió un de los oyentes --- Ja, Ja, la vez que con el golpe del escopetazo, te caíste en un charco de lodo y el venado hasta se rió de vos, Ja, Ja, porque ni le pegastes.---
--- Como de que no --- mostrando malestar --- ni que yo fuera cuentero, como a 100 metros adelante lo encontramos muerto.---
--- De veras que sos charadero, lo que cuentan y eso si que es cierto es que no era venado, un pobre macho viejo, fue el que se tronaron o bien eran de los envasados que se te cruzaron.--
Amena era la charla del grupo y cada vez se acercaban mas personas, a todo esto llegué hasta la secretaria de la clínica a quien entregué la papelería.
--- Su cita es para el día 18 a las 8 en punto.---
Llegué antes de las 7, ya había cola para entrar, adentro otra, para sacar número y luego con la secretaria de la famosa clínica #12, en el salón que se encontraba atiborrado, no había un solo lugar donde sentarse, todo el mundo desperezándose o haciendo charla agrupándose para mantener el calor, por el otro lado enfermeras que entran o salen, conserjes, etc. la secre ni de asomo, a eso de las 8:15 se aparece una enfermera con unos sobres en la mano.
--- Número 1, pase por aquí, le voy a tomar su presión--- ya en el interior --- Haber súbase a la pesa…, quítese la camisa, siéntese aquí --- le toma el pulso y la presión --- arréglese y vuelva a la sala de espera, lo van a llamar por su nombre, cuando venga el doctor; hágame el favor llámeme al #2.---
Ya son mas de las 8:40, al fin y no de muy buena gana se aparece el galeno, pasa saludando a la secretaria, entra al consultorio, en un momento sale con una bata blanca en la mano y se desaparece por el corredor, 10 minutos mas tarde, regresa con una bata limpia, la que se pone haciendo los comentarios matutinos con la enfermera, se sirve una tasa de café y penetra al cubículo en espera de su primer paciente a todo esto ya son las nueve; pero como somos jubilados y tenemos todo el tiempo del mundo, algunos se desesperan, otros bostezan, se escucha un ronquido por allí, otros se mueven o sacan sus botes de jugo o leche para quitarle ruido a la tripa, otros mas buzos se sientan en el suelo, la cosa es que no se ve que halla movimiento. Uno de los desesperados se acerca al escritorio.
--- Seño, será que ya iremos a pasar.---
---Paciencia, que ya les va a tocar, ya lo vamos a pasar, vamos por números.---
--- Si, pero apenas llamaron al #2.--- luego dirigiéndose al vecino --- présteme su prensa don…. Que esto va para largo.---
Cada vez se aglomera mas gente en el salón, ya se empiezan a escuchar las quejas de la concurrencia, murmullos etc. Las colas no caminan, es que hay como tres clínicas aquí. Una señora de canas se me acerca:
--- No le interesa --- me muestra una paleta con lija en los dos lados --- para limar los callos, tan solo a tres quetzales.---
--- No gracias --- bueno me asustó, mas bien me tomó de sorpresa, luego se dirigió hacia donde se encontraba un grupo.
En fin la cosa como que no camina, la mayoría ya han hecho por lo menos una visita al baño, caminan para estirar las canillas o tirarse un pedo, porque de todo se ve, o mejor dicho se huele… vaya para ajuste de penas pasando el #3, cuando se escucha en los altoparlantes.
--- A todo el personal médico, presentarse a la dirección ejecutiva a una reunión de trabajo.--- ¿Reunión de trabajo?, me pregunté, el altoparlante repite la orden y como por arte de magia, cual sonámbulos a media noche, los grupos
de médicos con sendas batas blancas, salen empujando de sus clínicas y se dirigen a la oficina del director.
--- Corre y va de nuez, como los jubilados tienen tiempo de sobra, que aguanten y esperen.-
Media hora mas tarde se restablece el orden y continúan los llamados y empiezan las consultas.
Me tocó a eso de la 11.30 AM, estoy dentro del cubículo de la clínica:
--- Haber don Haroldo por que viene.---
--- Soy asmático crónico y me tenían bajo tratamiento cuando asistía a la periférica de la zona 6---
--- Que tratamiento está recibiendo ---
---Ventolín y quibrán.---
--- Muy bien, yo le voy a dejar lo mismo,… alguna cosa mas---
--- Soy hipertenso y estoy tomando Isoptín.---
--- Yo le doy la receta --- revisa el expediente--- su presión está bien…, los exámenes aquí están.---
--- Si tengo la azúcar alta, estoy controlándome con dieta.---
---Está verdaderamente alterada, mejor le dejamos unas pastillitas para eso….algo más.---
--- Solamente --- Como que si fuera poco, pensé, asmático, diabético, hipertenso y encima de eso viejo.
--- Bien destápese el pecho, le voy a escuchar el corazón, haber si…los pulmones algunos pillidos nada mas, resto OK.--- se sienta y escribe --- le voy a mandar a repetir todos los exámenes, radiografía de tórax, electrocardiograma…, haber aquí están sus recetas, lo veo aquí en un par de meses, que le vaya bien.---
--- Gracias, --- entonces pensé, por lo menos me vieron y me dieron la medicina, cuanto estuve allí, fácil unos diez minutos y luego a escupir a la calle.
Ojo que me queda una cola por hacer, la de la farmacia, hijos son chorros de gente, la cola desciende por una rampa que va a los parquéos en las afueras del edificio, está cubierto con una lona para proteger del frío. Allí le pasan ofreciendo rarefacción, chuchitos, dulces, panes con chile, atol de elote y cuanta cosa se le ocurra a uno.
--- El siglo…. Al día, la Prensa… Sucesos, vea como desollaron a un fulano en el Mezquital.---
Unos se estiran, otros se soplan las manos para darse calor, otros se sientan, otros se empujan, pero la cola no camina. La señora que va delante de mi, no deja de hablar, parece taravía, planta de maestra, tiene.
--- Y a la fulana --- dice --- y sabes que la dejó el marido, se le fue para los Estados Unidos.-
--- Imagínese usted, y los hijos que?.---
--- es que los hombre ya ni madre tienen, cualquier excusita y se safan los desgraciados.---
--- Cola…, Cola…--- y se transmite como pólvora desde el principio de la fila.
--- Díganle al policía allí, que haga algo, no solo paradote, que no joda que no deje que se cuelen allá adelante.---
Ya voy para afuera con sendas bolsas de manila, con toda la medicina que me recetaron, menos mal que no me tocó lo que a muchos, que tienen que llevar a que le autoricen las recetas, en la dirección, y a veces les toca hacer mas de una vez la cola. Se me había olvidado, tengo que regresar a que me pongan cita, en la clínica de Cardiología…. Para mas fregar, resulta que el médico me indicó, cita en dos meses, pero la secretaria me puso cita para tres, porque todo está lleno, con la salvedad de si se me termina la medicina vengo ha hacer todo este calvario, hijos, la cita de cardio, para 6 meses, haber si todavía estoy vivo para esa época. Que le vamos ha hacer.