martes, 17 de mayo de 2011

1. CERCA DEL LAGO


          Pensaba incesantemente en ti, el viaje había sido largo y monótono, el destino estaba cerca, los verdes campos, junto al lago, uno de los mas bello del mundo se habían teñido de azul como el cielo. Caminé desde la carretera hasta posarme en la puerta de la casa, la cabaña de madera que siempre me hacia recordar los tiempos aquellos, esas aventuras juveniles que llegaban a mi memoria cuando te conocí. De las zarabandas que asistíamos a disfrutar en tiempos de la feria, a veces a escondidas de tu madre.
Allí te volví a verte, linda como siempre, luciendo un vestido suave de verano color blanco floreado, pegado a tu cuerpo que daba realce a tu figura atrevida, me hiciste penetrar en los sueños de lo acogedor de la habitación. El ambiente de fiesta que con ventanas abiertas dejaban rebalsar los ligeros vientos, en una butaca de madera de pino te recostaste coquetamente, mientras al tomarte de mi mano, me jalaste. Me senté en el piso de madera sobre un petate, a tus pies, ocultando mis manos alrededor de tus piernas y recosté mi cabeza en tu regazo. Que fantasía aquella, después de tanto tiempo de ausencia, como una película en blanco y negro que me llevaba al infinito, me reconfortaba. En la mesa de centro, bellamente decoradas una jarilla de café y una sencilla comida exquisita como solo tú sabías hacerlo. Era todo un sueño y yo no quería despertar.
---Que bien tenerte entre mis brazos--- dije en voz baja. Mientras tú disimulabas una sonrisa acompañado con una lagrima juguetona.
---Nunca olvidé esos momentos que fueron solo nuestros.---respondiste pausadamente, como quien no lo quería creer, que después de algunos años se volvían alegres remembranzas.
          Te me acercaste mientras acariciabas mis cabellos, yo te rodee con mis brazos, buscando con mi frente mezclarme con tu pelo, ronroneando en tu oído, en busca de una respuesta de lo pasado en el centro de salud y en tu pueblo natal; esa pausa mágica que nos permitía estar juntos lo que había sido una tierna aventura,  después de no poder verte y estar pendiente siempre de ti, te apreté contra mi pecho como ahogándome en el consuelo de tenerte tan cerca una vez mas, me arrullabas con tu aroma delicado y  el tarareo de aquella canción que alguna vez fue la nuestra.
          Fuimos parcos en el hablar, tu mirada se cruzaba con la mía como creando o quizás reconstruyendo un pasado que fue hermoso y que la distancia había disuelto así como  otras ensoñadoras ilusiones. Charlamos, mentiras o no, eran el hilo de una fantasía maravillosa que nos llevaba a lo más alto de nuestras vidas, tanto te conocía que en ocasiones, como que adivinaba tus palabras, pero así, así tomados de las manos habíamos jurado en el pasado amarnos perdurablemente y esas promesas habían salido como viento para unirnos nuevamente después de una serie de situaciones de cada quien por su lado..
          La tarde circulaba en ráfagas del viento que silbaba en los rincones del rancho, esa estampa de aquella pareja de enamorados junto las calidas aguas del lago, se  había detenido en el tiempo, ya no todo era igual, esa proclamación de amor, sonaba lejana a pesar de las caricias que implementaban el de antaño juego del amor.
Sacudí mi cabello y olvidé lo pasado, lo que estaba en mi mente no era el reflejo del suceso, sino tantas cosas bellas y agradables que nos toco vivir de adolescentes, pero que el espíritu ardiente de tus caricia se hacía recorrer el roce de tu piel junto a la MIA, que se hacia vehemente con la magia de quien descubre un tesoro por largo tiempo escondido.
Las calidas miradas, nos dejaban anonadados que nos invitaba a salir al pórtico y ver la hermosa caída del sol, apuntalado por los ramos de flores que reflejaban lo moreno de tu piel, ese exquisito cuerpo, incitando al amor, que se hacia tierno y fugaz entre mis brazos,  mis besos implacables se anidaron hasta en las sombras, mis manos se entrelazaron con tus cabellos y tu corazón palpito al unísono con el mío. Que sueños aquellos, lo corto de mi carácter me impidió a seguir adelante, Toda tu, tu rostro, tu cuerpo y mas aún tus  palabras que iba mas allá de lo que era la belleza, encantos sublimados, en tus adentros.
La fábula fue indeleble, que la agonía de un suspiro fuera mas que una promesa, el choque de las olas reconfortaron la tranquilidad de las aguas profundas. Fuimos una quimera de arrebatos incandescentes de ser el uno del otro. Desperté sobresaltado, el sudor me bañaba aunque la noche insistió en la calma, el viento que corría como asustado se escondía bajo la rendija de la puerta, mientras me sacudía la modorra de un sueño especial.
          Fui en tu búsqueda, había tomado rumbo a tu presencia, la quimera de desbordantes ilusiones hasta el final, recapacité, tomé una toalla, hasta llegar nuevamente a la conciencia, sentado en el catre de mi cuarto medité, me quedé sin habla, hasta que se acercó el resplandeciente sol que me sacudió la historia. Se habían extraviado mis sentimientos, vi, tus ojos, color café con esa ingenuidad que te caracterizaba y había renovado mi ideales, tu espíritu me había capturado, hasta que desperté completamente,  fue cuando alguien toco la puerta para recordarme que era la hora de levantarse y cumplir con mi oficio.
          Cuando te vi en el servicio, me diste un buenos días con tus manos, me tocaste suavemente con fuerza como queriendo decir, no fue solo un sueño, quise entonces darte un beso en los labios pero humildemente me pusiste a parte para disimular. Te note agitada, con el asomo de unas lágrimas, que rodaron inclemente hasta el encuentro con tu vestido. Sabías que en unos días yo partía a continuar mi práctica en otro lado. Todo este tiempo había sido un sueño, una ilusión de ambos,
          Te acercaste al portal del aeropuerto dándome un aviso de triste despedida, cuando parsimoniosamente me acercaba a la escalinata del avión, levantaste la mano y agitando los dedos en un adiós, mientras tratabas de ocultar el llanto que te provocaba mi partida. Si me llevé tu corazón y te dejé mi espíritu. Era una despedida, un hasta saber cuando, en soledad y en ausencia. Sentí que eras toda para mi, que me alejaba pero siempre con la idea de pertenecernos el uno al otro.
Allá lejos en tu hogar frente al fuego de la leña, estarás pensando o quizás soñando que estoy contigo…..Yo volvería a mi soledad, a sentarme frente a mis libros, con el hábito de estar pendiente de ti, deseando verte, soñando, queriendo charlar con el ángel de mi ensueño, pero lo guardaba dentro de mi , un fantástico sueño de amor.  

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