jueves, 19 de mayo de 2011

27. EL INICIADO

 -- Hoy nos toca contar la historia, de cuando nos tocó conocer al novio de la Lulita.--

Se recuerdan.....

-- Los muchachos, yernos y cuñados, habían preparado en casa, una bienvenida, las ideas de Memito, el yerno mayor, que aprovechando su visita de las tierras del tío Sam, New Orleans, se encontraba en Guatemala de purititas vacaciones.

     En el último viaje a la costa del Pacífico, el Hawai, Chiquimulilla, la familia había traído una tortuga y para una ocasión especial como esta, se había convertido en el plato principal del almuerzo.

    En torno de la mesa grande del comedor, nos encontrábamos prestos iniciar la faena del almuerzo, como se pueden imaginar con los aperitivos respectivos.

-- Aquí está su caldito de tortuga, Héctor -- dijo Doña Sofi, suegra de la prole.

-- Gracias doña Sofi --

     Y a cada uno de los presentes, se nos proporcionó suculento plato de quelonio, con todo y sus verduritas.

-- Pásenme el chilito -- dijo Julio el cuñado.

Dos, tres, cuatro cucharadas repletas de chilito chiltepe, fueron a nadar al caldo.

-- Apenitas pica --

-- Haber compadre -- me indicó Héctor -- sírvase otro RUSO

-- Aunque sea de Venadril -- respondí.

     He de les, que ya una botella de guaro había ido a formar parte de los envases vacíos; las rondas de algarabía eran de chiste, anécdotas, historietas de la Huelga de Dolores. En esas estabamos, cuando a través del dintel de la puerta apareció Alfredo, el negro, como cariñosamente le conocíamos, él era el novio de la Lula; presto con guitarra en mano; alegre, talvés inocente, pero buena honda.

-- Hola, como que ya llegué tarde.--dijo

-- Tarde nunca, retrasadito talvés,  Pásale, vení, hechemonos un traguito, mirá que doña Sofi se preparó un caldazo de tortuga.-- dijo Héctor.

-- Haber, sentate aquí, a la par mía.--

     Alfredo dejó su guitarra en un de los sillones de la sala, saludo al resto muy cortésmente y se sentó, espaldas a la puerta; casi de inmediato Silvia le atendió, sirviéndole un plato de caldo.

-- Haber Héctor, sírvale un trago, al futuro cuñado -- dije.

-- ¿Estará bien así? -- indicó memito, mientras le servía casi medio vaso de guaro blanco -- ¿con Coca? --

-- Gracias SI -- contestó El Negro.

-- Entonces pues, digamos salú, por el recién llegado y a punto de hacer su ingreso al clan -- rompimos a carcajadas, mientras Alfredo ingería el licor, haciéndole caras mientras transitaba por su garganta.

-- Uffff!, está fuertesito --

-- Fuertesito, pero pasó, verdad? --

     Entre risas y carcajadas historietas jocosas, disfrutábamos del momento como una gran familia; mientras tanto Memito había iniciado su aventura del Caldo, tomaba su cuchara y empujaba cada pedacito de la carne de tortuga hacia la orilla del plato, escogía las verduritas y timidamente tomaba de cuando en vez un sorbito de sopa; cuando alguien se daba cuenta; tomaba una cucharada completa con todo y todo y decía.

--Está muy Rico Doña Sofí --

-- Le sirvo otro poquito, Héctor --

-- Mejor mas tardecito, a lo mejor se me calienta el Ruso -- Cuando nadie observaba empujaba el plato al centro de la mesa y disimuladamente tomaba una papalinas o manías.-- Digamos salud muchá, que será que ustedes se los hechan muy despacio --- Salud -- contestamos en coro.

El tono de la conversación y de los chisters iba en aumento; una vez llegado el momento de la sinceridad.

-- Bueno Alfredo -- dije -- Para cumplir con la tradición y abonar a la cuota de ingreso deberá tomarse un trago con cada uno --

La mentada tradición era que con cada uno de los miembros varones de la familia debía tomarse una onza de licor, en forma consecutiva, sin mucha soda, a fin de que al final de la ronda ya se encontrara a tono. Le servimos el primero y cantamos en coro.

          -- __ Tómese esa copa, esa copa de vino

             YA se la tomó, ya se la tomó,

             Ahora le toca con el vecino __. --

La operación se repitió, con Julio, con Leonel, con Héctor,  conmigo; en cada brindis, hasta ver a Dios, se le repetía el estribillo:

          -- __ Tómese esa copa, esa copa de vino

             YA se la tomó, ya se la tomó,

             Ahora le toca con el vecino __ . --

-- Nada, que se la tiene que terminar, Otra vuelta, otra vuelta -- repetíamos con mas vehemencia.

    Y se inciaba otra ronda, después de la segunda rueda, la reunión estaba lo mas candente, todo habíamos llegado al plano etílico que correspondía; se había brindado por la Huelga de Dolores, por el suegro en su ausencia, por todos y cada uno de los del grupo y hasta por la tortuga, víctima inocente de la bienvenida

-- Compadre -- me indicó Memito -- Usted llame a la clínica, que por razones de fuerza mayor, No va a llegar a atender, y si se le compone una señora, yo le ayudo.--

     Alfredo se encontraba en su punto, por lo que acto seguido, se le procedió a condecorarlo; Agarré dos tapitas y les quite el corcho de su interior, se las entregué a Héctor, quien tomó la palabra.

-- Negro, esto te acredita desde este momento que sos aceptado por el Clan -- y le colocó la corcholatas en el pecho --

-- Tráiganle la guitarra, es hora que empiece a amenizar la tarde -- dijo Julio, con un vaso en la mano.

    Silvia que había presenciado todo el acto, alcanzó la guitarra y se sentó a la derecha del Negro. Alfredo tomó el instrumento, he hizo varios intentos de como que la afinaba, se la acercaba al oído y sonaba las cuerdas, para oir el tono; la silvatina y el relajo no se dejo de escuchar.

-- Dejate de cuentos vos negro y tocá -- dijo Julio.

-- So-lo, que le agarre el to-no --respondió Alfredo que ya se le había ido una de mas.

    Se hizo silencio, y todo el mundo atento; aun Doña Sofi, la Chiqui y la muchacha habían salido de la cocina con el fin de escuchar el concierto. Charranguiando o mejor dicho disque acariciando las cuerdas, sobre la caja de resonancia, el Negro dijo:

-- La que siem-pre les gus-ta; y dice a-si:

__ -- el acorde de la guitarra -- Quu.eee tris-te, ... se oooye mi gen-te.....-- con hipo -- en las ca-sas de car- toooon.... --

     Y el bohemio calló, cayó sobre el regazo de la Lulita, y no se dijo mas una palabra o canto; Cayo de socado y la guitarra se deslizó al suelo; el cantante había entrado en mutismo y pelo cables......

-- Es que le dieron mucho trago--

-- No, es probable que le diera el aire --

-- Vos, negro no te nos vas a zafar ahora; ve pues la mejor mula se me está echando.-

-- Hasta la música se terminó,--

-- Julio, porque no vas a traer a los Marachis -- dijo Oralia

-- después --

-- Los mariachis Julio, hagamos contribución, que alegre; los mariachis, los mariachis.--

-- Hay pobresito -- dijo la Lula -- Y ahora como hacemos para llevarlo a su casa.--

-- No tengan pena, ni se preocupen, yo lo voy a ir a dejar, Haber acompáñenme, Haroldo y Leonel, a memeches, --

     Y en calidad de bulto lo introdujimos en el carro del cuñado y a casita de Alfredito

-- Ding, Dong -- el timbre.

Abren la puerta:

-- Buenas noches Doña Delia --

--Hay que le pasó a mi muchachito, enfermo me lo traen --

     Sin decir palabra entramos hasta la sala, con Alfredo en zopilotío, arrastrando los pies, que de paso se llevó trabada una alfombra, lo dejamos caer pesadamente en uno de los sillones.

-- Buenas noches Doña Delia -- nos despedimos.

-- Buena mano el negro.-- me dije.


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