viernes, 20 de mayo de 2011

29. A COBAN. CHOFA!

           Seis De la mañana, la cola de viajeros se apilaba cerca de la puerta de los transportes, las valijas se recostaban en las paredes en espera de ser servidas. Se abrió la verja de metal y para dar cabida a sendo autobús pulman identificado con la letra I. Pasamos a su interior a ocupar los primeros dos lugares.

          En un abrir y cerrar de ojos nos encontrábamos en la serpenteante carretera del Atlántico, rumbo a Cobán, los paisajes mañanero se matizaban con la salida del espléndido sol en los copetes de las montañas del oriente, las escasa nubes que presagiaban el inicio de la época calurosa se escondían del azul del cielo.

          El arribo fue exitoso, entramos a la ciudad Imperial de Carlos V. a eso de las 11.30 de la mañana, ya los encargados del Hotel se encontraban a la espera de este par de viejos que se hacía a la aventura de Turismo nacional, idea largamente acariciada por largos meses.  Raquel se presentó, como la representante del Hostal Doña Victoria, por allí por donde esta el estadio Verapaz. Dicho sea de paso campo de futbol rodeado de pequeños cerros, sin graderías, al natural en medio de los árboles que le da un esplendido aspecto de naturaleza.

          Hace muchos años que había viajado en compañía de mi familia, más bien a San Cristóbal Verapaz de donde era originario Don Juanito Medina. El paisaje era espectacular y rodeado de mucha naturaleza y clima particularmente sabroso, todo eso lo podíamos ver a través de la ventana del Hotel, que era de estructura de la Colonia, como en la Antigua Guatemala.

          Hicimos las maletas y nos recogieron para nuestra primera aventura, recorrimos muchos kilómetros en un micro busito, con dos parejas mas hasta llegar a un hermoso lugar con riachuelo que corría a través de la ladera de una montaña. Un puente a la antigua que nos conducía a una caseta, de donde partía el tours a las Grutas del Rey Marcos, en San Juan Chamelco, municipio de Alta Verapaz. Se nos proveyó del equipo necesario, casco con luz de batería, botas de hule y un cúmulo de recomendaciones, concernientes al caso. Luego en compañía del guía, fuimos trasladados a la entrada de la gruta.

Era una entrada pequeña, por donde una sola persona puede penetrar cuidando de la cabeza por las prominencias que existen, humedad, mucha humedad, un pequeño torrente de agua a los pies que corría hacia las afueras. Agachados y hasta arrastrándonos, penetramos por el pequeño agujero hasta llegar en unos cinco metros adelante a una sala mucho mas amplia y oscura. En ese lugar recibimos la información de las estalactitas de formación irregula que existen allí, que tienen semejanza a formaciones como las torres gemelas de Nueva York y que ya no existen, La torre de Pizza y de varios monumentos semejantes, a otras formaciones que a través del tiempo han sido homologadas a animales y formaciones naturales.

El agua seguía corriendo a nuestros pies, continuamos nuestro recorrido hasta pasar a otra sala, menos grande, pero igual de hermosa, se respiraba humedad por todos lados, penetramos a mas lugares y cada vez el espacio era mas reducido y difícil de penetrar, con la luces de las linternas de los cascos hacía que se visualizaran, muchas formaciones producidas por la naturaleza en el interior de la cueva.

          Mas de algún raspón o pequeño golpe, acarreamos en las rodillas pero la gozamos en el corazón de la montaña, por supuesto al regreso y hacer la devolución de los aparejos, pasamos a la compra de los consabidos souvenirs.

          Mas allá de la visita de la gruta el paisaje que se observaba invitaba a pasear por los alrededores y tomar algunas fotografías del riachuelo, los gansos y patos, unos puentecitos de madera, dibujas caídas de agua y exuberante flora.



          El segundo día se inició con frescura, el sol radiante nos apuntaba, bajamos a desayunar, ordenamos los alimentos y dimos un recorrido por el área, siempre para estar bien orientados y curioseando.  Al finalizar le comida:

--- Y mi cartera? – dijo Sofía.—si yo la deje sobre la silla –

Fui a llamar al camarero, a quien se le hizo el interrogatorio respectivo:

---Lo siento Señora, no la he visto---

-- No puede ser, si yo la tenía…., Por favor llame al gerente. ¡No puede ser!---

Incluso los otros comensales se quedaron extrañados de la gran alaraca que producía.

--- Soy el Gerente de turno. En que le puedo servir Señora?.—

          Sofía le comento con pelos y señales de cómo había dejado su bolsa, que había desaparecido y que no sabía que estaba pasando.

-- No será que la dejó en su habitación.---

          Fuimos en ese instante a revisar la habitación y le dimos vuelta a las chamarras, debajo de la cama y por todos los rincones.

--- ¡ NO ESTA……! Y AHORA… Pisto, tarjetas de crédito etc. Hay que avisar.

          Volvimos al comedor para hacer mas averiguaciones y tratar de hacer comunicación con los Bancos. La duda persistía y la bolsa no querría aparecer.

--- Señora, insisto, no la dejó en su habitación…. Si nos permite vamos a ir con ustedes a revisar el cuarto….

--Ya la revisamos con mi esposo y no está allí.---     

          En fila india subimos hasta la habitación, se removieron de nuevo las sábanas, se movió de lugar la cama, la mesa de noche, el pequeño closet. etc. y nada….

Estábamos a punto de abandonar la habitación, cuando el gerente se acercó a cerrar la ventana y al remover las cortinas sobre la base de la misma, que creen. Allí estaba la cartera.

--- Será esta --- dijo con una sonrisa en la boca.---

--- Hay….!!!, si esa es, que me iba imaginar que se hubiese quedado detrás de la cortina…--- y se dirigió al gerente y efusivamente le dio un beso en la mejilla, para patentizarle las gracias.—

          Vaya clavo de Doña Sofí, que se sentó en la orilla de la cama a meditar.

--- De verdad que Dios es grande…. Uno a veces piensa mal de las personas sin saber que uno es el culpable de no fijarse…..---

          Dejemos los clavos seguidamente salimos en pura infantería hasta la oficina donde se iniciaban las visitas, donde se nos encomendó a un joven, para hacernos la visita de la ciudad de Carlos V, el mercado de artesanía, el parque principal, el cabildo y lo mas importante la visita al Calvario. Como de a ciento cincuenta escalones para llegar a la cumbre, con todo y la lengua de fuera, pero disfrutando del paisaje llegamos hasta la pequeña iglesia. Allí se celebraba Misa, en Kek’chi, Y todas mis paisanas con sus coloridos trajes típicos y blusa blanca se arrodillaban en el interior.

          La vista en el lugar era soberbia todas las casitas allá abajo, de techo de teja, que se aglomeraban a la distancia, el humo de las cocinas demarcaba el paisaje multicolor del poblado. Venía entonces la segunda caminata aunque ahora para abajo, se nos mostraron algunas tumbas de personas importantes de antaño que permanecía enterrada en las laderas de la montaña del Calvario, axial como los pequeños altares manchados de hollín color negro donde fueron colocadas candelas o veladoras por los creyentes.

          Desembocamos entonces en la calle, donde tuve la oportunidad de hacer una fotografía de hermoso paseo del Calvario de Cobán. Muy pronto nos dirigimos, siempre a pie, hasta una finca donde se cultivan orquídeas, un vivero de lo mas hermoso, que juntamente con el clima templado le da una especial hermosura al ambiente. De este recorrido pasamos al lugar del mejor café del mundo, Tostaduría y Beneficio de la familia Dieseldorff, que para nuestra desgracia se encontraba cerrado, por lo que tuvimos que regresar a tomarnos una tasita del Capeu lugareño y de vuelta al Hotel para el Almuerzo.

          Ese mismo día tomamos un taxi y con la idea de la aventura salimos de buscar a mis familiares, mas bien a mi prima a la Tina, La Tina Medina, la rezadora, como la conocen, menos mal que preguntando y haciendo mil piruetas, dimos con la casa y que bueno ella estaba allí. Fue una mayúscula sorpresa para ella. Allí charlamos un poco, con su hijo, con Polo su esposo y por supuesto con la Prima, de las pocas familiares del lado de mi papá.

          Otra vez salimos en el busito, hacia aventura, a la bella excursión jamás ejecutada a las Grutas de Lanquin. Donde el verde Río negro nace de las entrañas de la tierra y de galanes borbollones emerge elegante de los adentros de las cuevas. A belleza increíble, el sonido espectacular del paso del agua se hace escuchar con la armonía de la selva, con pájaros cantantes de melodía milenarias que le dan un marco de paraíso, al portentoso caudal de agua límpida.

          Las grutas de gran tamaño, cuyo interior permite su paso, acompañado por personas que conocen dibujan la reverencia de los orígenes mayas de ese templo natural, con múltiples luminarias y pasos arreglados con tablones de manera, lo van llevando hacia su interior a contemplar la maravilla de las formaciones de piedra. Lugares santos de altares de los antepasados que aun respiran el olor a humo del pom con formaciones de figuras estilizadas que en contraste con la luz forman como figuras espectrales fantasmagóricas estampadas en las paredes de las grutas. Se queda uno solazado por tanta grandiosidad.

          Vaya si no salimos de la caverna de la magia Lanquín que significa para dirigirnos hasta Samuc Champey, donde el río se transforma en una escalinata de agua, de toboganes naturales que transportan a un rincón paradisíaco, en la parte superior se forma un embudo donde el torbellino de las aguas se introduce a un túnel de fuerza inmensa que según dicen desemboca 3 kilómetros mas abajo, sencillamente espectacular. En el remanso del río donde a sus orillas se cuenta con varias piscinas naturales que desembocan en pozas mas pequeñas donde se permite un baño de agua mas que fría, helada, que en ciertas posiciones caen como regaderas sobre los bañistas, que tiritan pasa soportar la temperatura. Algo inolvidable por el paisaje, como por lo frío de las aguas, ese masaje de aguas heladas producen un relajamiento tal que el viaje de regreso no se siente.

          Este ejemplar río recorre con sus serpentinas un basto territorio de los Kek´chi, pueblo que fue conquistado por la religión y Fray Bartolomé de las casas y muestra su sutil belleza por donde se le quisiera ver, la flora exquisita, el ambiente acogedor y sobretodo la increíble belleza de los parajes, selvas y ríos.








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