miércoles, 18 de mayo de 2011

12 LA FERIA DEL PUEBLO

Me había vuelto a encontrar con la banca de mármol blanco que sembrada en el parque servía de adorno de antaño, con manchas de betún y de corazones enflechados con iniciales apiuntadas que recordaban tal vez un amor, la Ceiba que me saludaba desde el centro se agachaba con los vientos mientras se sacudía a los pájaros que le rascaban la coronilla, causándole escozor, de campanario, vespertino.         
La glorieta engalanada con papel de china, sacudía sus adornos color celeste, que anunciaban la presencia de la feria, las muchachas de largos trajes multicolor se escondían entre los perrajes, para disimular las sonrisas que les causaban los chicos que rondaban por las callecitas, con sus trenzas adornadas bailoteaban su cabello negro, como columpios de moña amarilla, mientras de reojo se fijaban en el Emilio, o en el Javier.
          Por las calles empedradas, recorridas por los bueyes que halaban las carretas, empujando a los transeúntes a arrejuntarse a las paredes de las con banquetas de lajas de colores. Los caminantes que arriando a los cochinitos justo al matadero, con lo sonoro de sus chillidos mostraban su no.! A la necedad de ir pacíficamente al matadero. En la cantina del Gallo tuerto, los parroquianos se empinan los octavos de guaro,  mieles del licor alucinante, que revuelve los pensamientos, haces mas que machos a los machos, gritones a los callados y llorones a los mudos. Allí donde el humo del cigarro se trepa en espirales y se escurre entre las rendijas de los sucios cuartuchos , donde las mujeres negocian sus besos, en pesos y carcajadas.
          Uno que otro se queda tirado en la sombra de una puerta de donde intentó salir de huida. Se le amargó la noche y se le olvido irse a embrocarse en el petate de su rancho. Los gritos de alharaca que provienen de la loteria, se penetran por los rincones de las champas de los churros y plataninas, más allá los rocíos del pan de yemas y los dulces de chancaca. La rueda de Chicao, que imponente se levanta en el costado de la iglesia, se muestra como un gigante de muchos ojos que da vueltas sin cesar, con los asistentes que abrazados disimulan su miedo a las alturas. Que tantas emosiones de júbilo, que con los rosarios de cohetillos dan paso a la procesión del Santo del Burriquito, cuando aparece en el atrio del colonial iglesia, calvario de los cofrades, las alfombras de pino, los collares de manzanilla, que se recogen a lo largo y lo ancho de la grada del portón. Las campanas al vuelo anuncian alegremente el evento, mientras el cura con el tazón en la mano, escurre incienso sobre la cabeza de los feligreses, mas atrás el torito de pintura canchiflin y cohetes, se prepara para darle el baile con tableteo de tecomates de la marimba. En final del recorrido se aproxima con los del equipo de la desafinada banda que resopla en canciones, de marchas militares antiguas y triunfales, todo esta dispuesto en el centro de la plaza se dará el banderazo de salida y el baile de los moros con machetes colins lo ejecutará con maestría inigualable. La patojada se acurruca en cuadrado para hacer cuerpo, mientras la marimba de tecomates hace su aparición con los melodias tristes, del lamento indio, y el baile en círculos con olor de guaro que se arremete contra la concurrencia y los movimientos del público se estiran y encogen por donde pasa el Moro, todos brincan cuando la filuda espada recorre cerca de los pies.
          Las muchachas bellamente adornadas se muestran con sus largos cabellos engalanados con flores y listones multicolores, las fustanes múltiples resuenan cuando corren por el corredor de la alcaldía, junto a los jóvenes de camisas blancas almidonadas, que se preparan para engalanar el salón de baile. En la mesa del centro con arreglos florales se pinta de oro y sonrisa cuando la bella dama, La reina con largos guantes cubiertos de antebrazos, levanta la copa en señal de brindis, sin hacerse esperar la respuesta de los comensales le secundan en el salud de la apertura. Los cansados marimbistas ejecutan el vals  y el Alcalde mayor, la emprende con la dama en el centro del salón revolviendo las hojas de pino que aromatizan el lugar. Todo el mundo se dispone a seguir el ejemplo de la autoridad, cuando empujan a las señoras copetonas hasta el meneo del baile, todo el mundo brinca en todas direcciones haciendo que el violón marque el paso de los bailantes.
          Caras de pálido sudor, mantillones multicolores se asoman por las ventanas del salón de los huraños que no se atreven a incomodarse dentro del grupo de la zarabanda. Las jóvenes quinceañeras que aun están entre las faldas de las nanas y no les abandonan para decidirse a soltar su infancia sin que un patojo las toque de la mano y les invite a tomar el pasito del 6X8. Por el otro lado los mayores con sombrero de petate y de largos bigotes puntudos, observan como buitres, las bellas muchachas, lindas de naturaleza, como se secretean ante las sillas de metal que circundan el local, mientras esperan el atrevido que las lleve del brazo o quizás un tanto a la fuerza al centro del salón.
          Afuera, la competencia en caballos, después de un término de tiempo, los jinetes se apostan en la puerta de la alcaldía, mostrándose como fieros jinetes que se juegan de tarde y de noche la carrera de las cintas, caballos brilloso ariscos, que en círculos se mueven agitados mientras el hombre les sujeta del hocico con las riendas que con adornos de metal que le lastiman las muelas del animal. La carrera se va por las calles del pueblo y la polvareda se disipa por las aceras empedradas, las ijadas del vientre las bestias repuntan la fatídica carrera que dobla por el camposanto, los jinetes con sombrero en mano se disponen a apuntarse hacia la meta, que además del premio de unos cuantos pesos, la ganancia implica merecerse la oportunidad de una baile con la reina. Vaya que ganancia, con sudor y arrojo.
          Junto al parque, arrimadas a la iglesia, las polacas se cantan de gallo, maíces y cartones, con los premios de vaso de herradura. A lo mejor un posillo de peltre y hasta un juego de platos de porcelana, las bancas de madera, se mueven al compás del peso de los jugadores que se emocionan cuando el cantor después de un estribillo en verso declara la aparición de una balota con una figura.
---- El negrito calzón rallado, con cara de betún y sonriente…… EL NEGRO….
          Y todo el mundo grita:
----AAaaaaaaaah!-----
---El sol cachetes de gringo, que aparece por las mañanas…. EL SOL….
          Y alguien grita:
----LOTERIA………..-----
---No muevan sus granitos, vamos a revisar de que se trata.----
--- Haber cuales son los del cartón ganador…….
--- El sol….., el valiente, la chalupa, la pera, la muerte quirina, que andando se orina, el gallo, la escalera, el valiente, la luna lunera cascabelera…….--- una pause--- Y ES BUENA Y SE LA LLEVO……LOTERIAAAAAA….. Esta es la mejor lotería de la feria…. la Guadalupana donde todo el mundo Gana.---
          El sonriente parroquiano recoge su premio consistente en tres vasos de herradura, con orgullo y satisfacción se los muestra a la concurrencia, que en tono de alegría, le ve con ojos de decepción, de un haber juguemos la última.
          Lunes, las calle amanecieron llenas de papeles, basura y hojas de chuchito por todos lados, los chuchos hacen su agosto frente los volcanes de desperdicio, en el mercado apenas una señora pone inicio a su negocio de venta de café, el que transpira con humo de resaca y atole de masa con frijol y chile. Las champurradas en bolsas plásticas se descalzan en polvos de azúcar para mostrarse en la pequeña mesa de los posillos de peltre, las moscas inician su romería mientras con unas hojas de periódico la vendedora las espanta del banquete.
          Terminó la fiesta, algunos bolitos que aun están en busca de sus casas, terminan cantando en las banquetas de la esquina. Ya ni los morteros del atrio de la iglesia escupen fuego y trueno, el señor cura se levantó de mañana y se asomó al atrio de la iglesia mientras el sacristán como todo haragan se encarama para hacer sonar las campanas para invitar a las rezadoras del pueblo a retomar la rutina diaria de la comunidad. Pues ya la Feria es hasta para el otro año.

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